Existen antecedentes remotos en la realización de canales, tanto de
regadío como para la navegación, que nos trasladan en el tiempo a siglos antes
de Cristo y en el espacio a países tanto europeos como del lejano Oriente. Pero
será a finales de la Edad Media cuando los canales comiencen a tener una
importancia destacada en Europa. En los Países Bajos su desarrollo es
significativo, empezándose a aplicar allí algunas novedades tecnológicas. En
Italia, particularmente en Lombardía, canales que en principio fueron
construidos para el regadío se van transformando para la navegación, aplicando
considerables innovaciones tecnológicas que la favorecieron: esclusas, puentes,
acueductos, etc.
Durante el XVI, siglo del Renacimiento, habrá un gran desarrollo de
los canales y de la navegación fluvial en varios países europeos (Italia,
Francia, Alemania, Holanda ...); para ello se fomentaron y llevaron a cabo
importantes proyectos de ingeniería hidráulica, como las compuertas tipo mitra
inventadas por Leonardo da Vinci.
En España, la desigual configuración geográfica del suelo es el
principal factor que ha condicionado el desarrollo de la navegación, fluvial y
por canales, a pesar de los esfuerzos de romanos y musulmanes. Al tratarse de
un país con relieve irregular, sus ríos cortos de escaso caudal y de corrientes
variables no favorecen los proyectos que a partir del reinado de los Reyes
Católicos van diseñándose.
Desde principios del siglo XVI se venía hablando en Castilla de
proyectos de navegación fluvial. En 1509, en tiempos del rey Fernando el
Católico, hubo un proyecto para hacer navegable el río Pisuerga. Unos años
después, en 1548, los procuradores castellanos intentaron sin éxito que el
príncipe regente Felipe, el futuro rey Felipe II, promoviese la construcción de
algunos canales de riego para paliar las consecuencias de las terribles sequías
que aquellos años azotaban la región. La partida del príncipe Felipe hacia
Flandes y la llegada del nuevo regente, Maximiliano de Austria, hicieron
cambiar sustancialmente la situación. En sus tres años de estancia en Valladolid,
de 1448 a 1450, este gobernante centroeuropeo impulsó de manera sobresaliente
los proyectos de navegación interior en Castilla.
Con la presencia de ingenieros extranjeros y la existencia de un grupo
de españoles bien preparados, a mediados del siglo XVI se producirá en España
un importante avance en tecnología e ingeniería hidráulica, que favorecerá de
forma especial la elaboración de proyectos para la navegación interior. Tal es
así, que en 1549 Bartolomé Bustamante de Herrera, arquitecto, ingeniero y
visitador de obras reales, por encargo del regente Maximiliano, recorre la
cuenca del río Pisuerga y las de sus principales afluentes con el objeto de
estudiar las posibilidades que ofrecían estos ríos para el regadío y la
navegación.
El dictamen del «visitador de las obras reales» fue desfavorable por
lo accidentado del terreno y lo irregular de los caudales, proponiendo como
alternativa la construcción de una red de canales de navegación que también
podría servir para el riego.
El proyecto no se llevó a cabo y tuvieron que pasar casi 200 años
hasta que, a mediados del siglo XVIII el Marqués de la Ensenada, dentro de la
política encaminada a mejorar las comunicaciones del país, retoma la idea y la
propone al rey Fernando VI.
Se inician entonces los trabajos de reconocimiento y nivelación en la
cuenca del Duero, procediéndose a la elaboración de sucesivos proyectos
encaminados a la ejecución de una red de canales que comuniquen Castilla la
Vieja y León con el resto de España y del mundo.
Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada (1707-1781) |
Texto extraído de la célebre representación que el Marqués de la Ensenada dirigió a Fernando VI en 1751
"No hay en Europa terreno más seco que el de España, y por consecuencia
están expuestos sus naturales a padecer hambres por sus malas cosechas, ni
tampoco Reino en que menos se haya ejercitado el arte para ocurrir a la
precisión de socorrer unas provincias a otras, evitando la extracción de dinero
a dominios extraños, pues no se ha procurado que sus ríos sean navegables en lo
posible, que haya canales para regar y transportar y que sus caminos sean cual
deben y pueden ser. Conozco que para hacer los ríos navegables y caminos son
menester muchos años y muchos tesoros; pero, Señor lo que no se comienza no se
acaba, y si el gran Luis XIV prescribió reglas y ordenanzas que siguió y se
siguen con tan feliz suceso, ¿por qué no se podrán adoptar y practicar en
España siendo VM. su Rey?."
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