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martes, 22 de julio de 2014

Una historia de canales

Existen antecedentes remotos en la realización de canales, tanto de regadío como para la navegación, que nos trasladan en el tiempo a siglos antes de Cristo y en el espacio a países tanto europeos como del lejano Oriente. Pero será a finales de la Edad Media cuando los canales comiencen a tener una importancia destacada en Europa. En los Países Bajos su desarrollo es significativo, empezándose a aplicar allí algunas novedades tecnológicas. En Italia, particularmente en Lombardía, canales que en principio fueron construidos para el regadío se van transformando para la navegación, aplicando considerables innovaciones tecnológicas que la favorecieron: esclusas, puentes, acueductos, etc.


Durante el XVI, siglo del Renacimiento, habrá un gran desarrollo de los canales y de la navegación fluvial en varios países europeos (Italia, Francia, Alemania, Holanda ...); para ello se fomentaron y llevaron a cabo importantes proyectos de ingeniería hidráulica, como las compuertas tipo mitra inventadas por Leonardo da Vinci.

En España, la desigual configuración geográfica del suelo es el principal factor que ha condicionado el desarrollo de la navegación, fluvial y por canales, a pesar de los esfuerzos de romanos y musulmanes. Al tratarse de un país con relieve irregular, sus ríos cortos de escaso caudal y de corrientes variables no favorecen los proyectos que a partir del reinado de los Reyes Católicos van diseñándose.

Desde principios del siglo XVI se venía hablando en Castilla de proyectos de navegación fluvial. En 1509, en tiempos del rey Fernando el Católico, hubo un proyecto para hacer navegable el río Pisuerga. Unos años después, en 1548, los procuradores castellanos intentaron sin éxito que el príncipe regente Felipe, el futuro rey Felipe II, promoviese la construcción de algunos canales de riego para paliar las consecuencias de las terribles sequías que aquellos años azotaban la región. La partida del príncipe Felipe hacia Flandes y la llegada del nuevo regente, Maximiliano de Austria, hicieron cambiar sustancialmente la situación. En sus tres años de estancia en Valladolid, de 1448 a 1450, este gobernante centroeuropeo impulsó de manera sobresaliente los proyectos de navegación interior en Castilla.

Con la presencia de ingenieros extranjeros y la existencia de un grupo de españoles bien preparados, a mediados del siglo XVI se producirá en España un importante avance en tecnología e ingeniería hidráulica, que favorecerá de forma especial la elaboración de proyectos para la navegación interior. Tal es así, que en 1549 Bartolomé Bustamante de Herrera, arquitecto, ingeniero y visitador de obras reales, por encargo del regente Maximiliano, recorre la cuenca del río Pisuerga y las de sus principales afluentes con el objeto de estudiar las posibilidades que ofrecían estos ríos para el regadío y la navegación.

El dictamen del «visitador de las obras reales» fue desfavorable por lo accidentado del terreno y lo irregular de los caudales, proponiendo como alternativa la construcción de una red de canales de navegación que también podría servir para el riego.

El proyecto no se llevó a cabo y tuvieron que pasar casi 200 años hasta que, a mediados del siglo XVIII el Marqués de la Ensenada, dentro de la política encaminada a mejorar las comunicaciones del país, retoma la idea y la propone al rey Fernando VI.


Se inician entonces los trabajos de reconocimiento y nivelación en la cuenca del Duero, procediéndose a la elaboración de sucesivos proyectos encaminados a la ejecución de una red de canales que comuniquen Castilla la Vieja y León con el resto de España y del mundo.


Zenón de Somodevilla y Bengoechea
Marqués de la Ensenada (1707-1781)
Texto extraído de la célebre representación que el Marqués de la Ensenada dirigió a Fernando VI en 1751
"No hay en Europa terreno más seco que el de España, y por consecuencia están expuestos sus naturales a padecer hambres por sus malas cosechas, ni tampoco Reino en que menos se haya ejercitado el arte para ocurrir a la precisión de socorrer unas provincias a otras, evitando la extracción de dinero a dominios extraños, pues no se ha procurado que sus ríos sean navegables en lo posible, que haya canales para regar y transportar y que sus caminos sean cual deben y pueden ser. Conozco que para hacer los ríos navegables y caminos son menester muchos años y muchos tesoros; pero, Señor lo que no se comienza no se acaba, y si el gran Luis XIV prescribió reglas y ordenanzas que siguió y se siguen con tan feliz suceso, ¿por qué no se podrán adoptar y practicar en España siendo VM. su Rey?."

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