El Canal de Castilla, sueño de la Ilustración: De Calahorra de Ribas al puente del Gallo

El invierno es una buena época para pasear por el Canal de Castilla.

Lo días soleados con viento, y un cielo por el que discurren algunas nubes, pueden ser un perfecto escenario para pasear por sus caminos de sirga.

Esclusas 22, 23 y 24

Partiendo del sitio de Calahorra de Ribas, uno de los rincones más significativos del Canal, pues fue el lugar donde en 1753, un 16 de julio, comenzaron las obras del Ramal de Campos, y donde el 10 de agosto de 1791 culminaron las obras del Ramal Norte, iniciamos nuestro paseo, con la espectacular vista de las esclusas 22, 23 y 24, que permiten al cauce del canal encontrarse con el río Carrión.

El recorrido de apenas cuatro kilómetros de ida y vuelta, nos llevará hasta el puente y la arqueta del Gallo, que sirve para que el camino de Amusco a san Cebrián de Campos cruce el Canal.

En nuestro recorrido de ida, por la margen derecha del Ramal del Norte, veremos la espadaña, único vestigio del antiguo monasterio, que sirvió a Carlos Lemaur, el primer director de las obras, como referencia para trazar los primeros kilómetros del Ramal de Campo.

Haremos una parada en La Toja de Ribas, una de las lagunas más grandes de las que jalonan las proximidades del Canal en todo sus recorrido.

Arqueta del Gallo

El regreso desde el Puente del Gallo lo haremos por el camino de la margen izquierda, muy elevado sobre el cauce del canal y desde el que podemos observar con total claridad las nevadas cumbres de la Montaña Palentina a más de 100 kilómetros al norte de la provincia.

Puente del Gallo

San Cebrián y la Montaña Palentina

El final del recorrido, de nuevo en Calahorra, podemos leer el Monolito conmemorativo que se erigió con motivo de la llegada de las aguas del Ramal Norte, y bajar hasta las orillas del río Carrión, para observar la confluencia de las aguas del canal, y al otro lado el nacimiento del Ramal de Campos.